En la mayoría de los casos, no existe una última revisión médica formal en el sentido tradicional, como una consulta o chequeo general, inmediatamente antes de la muerte natural. Sin embargo, sí suele haber una valoración clínica específica realizada por un profesional de la salud para confirmar el fallecimiento y dictaminar oficialmente la muerte, además de un seguimiento paliativo en la etapa final.
Evaluación médica durante la etapa final de la vida
En la fase final de la vida, la atención médica de los pacientes con enfermedades avanzadas se centra en el acompañamiento, el control de síntomas y el respeto a sus deseos, incluyendo decisiones como las órdenes de no reanimar (DNR) o la no intubación. En estos momentos, el enfoque principal es proporcionar confort tanto al paciente como a la familia. Durante los últimos días y horas, los cuidados suelen proporcionarse por equipos médicos o de enfermería, a menudo en el marco de cuidados paliativos u hospicio. Estos profesionales monitorizan la aparición de signos físicos que sugieren muerte inminente: ausencia de pulso en la arteria radial, respiración irregular o respiración de Cheyne-Stokes, disminución de la producción de orina, cianosis periférica o estertor agónico, entre otros. Estos signos permiten anticipar el desenlace, aunque su presencia o ausencia no garantiza la inmediatez del fallecimiento.
Determinación oficial del fallecimiento
Una vez que se produce la muerte aparente, un médico, enfermero o personal autorizado debe certificarla. Esta certificación consiste en una comprobación clínica sistemática, basada en la ausencia de respuesta, pérdida del pulso, cese de la respiración y relajación muscular, entre otros indicadores claros. Esta evaluación tiene como finalidad confirmar que no hay signos vitales y, de ese modo, documentar la defunción de manera formal ante autoridades civiles y sanitarias. El proceso puede variar según el entorno donde ocurra el fallecimiento:
- Hospital: El personal sanitario realiza la certificación de inmediato, anotando la hora y las circunstancias en la historia clínica.
- Hospicio o domicilio: Un médico o enfermero del equipo de cuidados paliativos también puede hacer la certificación, siguiendo los protocolos legales correspondientes.
- Muerte súbita y sin atención médica reciente: Suelen intervenir servicios de urgencias, quienes están obligados a realizar maniobras de reanimación salvo que haya una orden expresa de no reanimar (DNR).
En todos los casos, la certificación se realiza tras observar cuidadosamente la ausencia de latido cardíaco y respiración, junto con otros signos físicos propios del fallecimiento.
Seguimiento y cuidados paliativos previos a la muerte
Antes del desenlace, los profesionales de la salud realizan un seguimiento continuo del paciente: monitorizan síntomas, ajustan medicación para el dolor y el malestar, y atienden las necesidades emocionales tanto del enfermo como de sus allegados. Los equipos de cuidados paliativos desempeñan un papel crucial, pues realizan valoraciones frecuentes para asegurar el bienestar y proporcionar acompañamiento en el proceso del morir. Parte de su labor es evaluar la aparición progresiva de los denominados signos de agonía o muerte inminente: respiración irregular, palidez, frialdad periférica, relajación muscular, ausencia de reflejos, pérdida de comunicación, e incluso fenómenos como la llamada “lucidez terminal” que puede aparecer en algunos trastornos neurológicos.
Es importante destacar que, aunque los equipos médicos pueden prever la proximidad de la muerte por la aparición acumulada de estos signos, sigue siendo difícil predecir el momento exacto en que ocurrirá el fallecimiento, incluso con observación minuciosa. Por ello, salvo que el paciente precise atención especializada inesperada (hemorragias, crisis respiratorias, convulsiones, etc.), rara vez se efectúa una “revisión médica” clásica justo antes de morir.
Aspectos éticos, legales y familiares
A nivel ético y legal, la revisión que certifica la muerte es fundamental para documentar adecuadamente el fallecimiento y cumplir los trámites relacionados (certificado, acta de defunción, traslados, donación de órganos si procediera, entre otros). El médico encargado, además de constatar el fallecimiento, suele ofrecer información, consuelo y respuestas a los familiares, explicando los tratamientos realizados y resolviendo dudas sobre el proceso.
Desde el punto de vista cultural, las prácticas y costumbres pueden influir en la manera en que se lleva a cabo este proceso final. Algunas familias prefieren permanecer cerca del ser querido hasta después de ser certificado el fallecimiento, mientras que otras eligen despedirse antes de que intervenga el profesional sanitario. Es común que, tras la revisión médica y la retirada de dispositivos (como sondas o catéteres), los familiares inicien el periodo de duelo en un entorno cuidado y privado, a veces con la presencia de amigos, miembros de la comunidad religiosa o grupos especializados en duelo.
En situaciones de atención domiciliaria, hay casos en los que la familia puede tardar un tiempo en avisar a los profesionales de salud tras el fallecimiento, permitiendo así el último adiós con tranquilidad. El proceso, sin embargo, siempre concluye con una valoración clínica definitiva para completar los protocolos legales y sanitarios.
Conclusión práctica
Aunque no existe una última revisión médica rutinaria justo antes de morir, la atención en la etapa final suele incluir valoraciones frecuentes por profesionales de la salud que anticipan y alivian el sufrimiento. Tras el fallecimiento, es imprescindible una certificación profesional del deceso, basada en la constatación de la desaparición irreversible de las funciones vitales. Este procedimiento, junto con el acompañamiento y el respeto a la dignidad del paciente y su familia, configura el cierre del ciclo de vida desde una perspectiva clínica, humana y ética, enmarcando el fallecimiento en un proceso controlado y con el menor sufrimiento posible.
Para una mejor comprensión de ciertos términos implicados en este proceso, por ejemplo, la respiración de Cheyne-Stokes puede consultarse a través de la enciclopedia virtual relevante, que ofrece una descripción técnica y detallada de este patrón respiratorio observado frecuentemente en la agonía.
En definitiva, la revisión médica final es la constatación oficial del deceso, mientras que el seguimiento previo está orientado a la compasión, el control de síntomas y el acompañamiento en la etapa vital más delicada.








